El origen exacto del punto donde los seres humanos creamos un sub vocabulario no se cual es, pero estoy convencida que todos poseemos la singularidad de llamar algunas cosas o personas de manera especial, con un toque de creatividad. En general, todos tenemos un lugar, un momento, una persona o alguna parte de nuestro cuerpo que llamamos de manera particular. En los últimos años las ocurrencias para denominar espontáneamente nuevas situaciones han aumentado, el título de esta historia, es una de esas genialidades para romper el hielo que utilizo en ciertos momentos.
En mi primera historia “Será presidente” reseñe que escribiría sobre lo que a continuación leerán.
Transcurría el mes de abril en el año 2014, era un día normal, mi madre regresaba peleando tras buscar a Dokyn (el perro) que se escapaba por segunda vez en menos de 3 horas, mi esposo aturdía a la urbanización con su nuevo reto autodidacta “el saxo tenor”, no se si han escuchado ese instrumento sonar en manos de un principiante, lo más parecido con lo que puedo relacionar ese sonido, es cuando un ganso está siendo torturado, ¡el sonido era terrible!, pero ni por error le decíamos nada, siempre le motivamos a continuar practicando (Gracias a Dios el Saxo era prestado por solo unos días). El día era soleado y muy caluroso, luego de amarrar al escurridizo Dokyn y terminar la hora de practica en el Saxo, decidimos colar el respectivo café de 4:00pm y salir al patio, ya que dentro de la casa el vapor era insoportable y un agudo dolor de cabeza me atacaba.
El Patio, tiene una privilegiada ubicación ya que colinda con una reserva natural de pinos, ante ese gran paisaje no puede faltar en medio de esos altos y robustos pinos una hamaca, la cual elegí para tomar esa deliciosa taza de café y crear una amena charla, me relajé tanto que me dormí en medio de esos coníferos bajo esa espectacular sombra y viento agradable. Al despertar decidí tomar una pastilla para el dolor de cabeza ya que aún persistía la molestia, el día continuó con normalidad.
La mañana siguiente, al despertar voy al baño y noto que la crema dental no me sabia a nada y un ojo me lagrimeaba involuntariamente (traté de no pensar en nada) y me volví a recostar, me duermo tan profundo que mi esposo se levanta, prepara el desayuno y al llevármelo a la cama me mira atentamente, mientras yo tomo la taza de su delicioso café y muerdo la arepa, él me dice:
Esposo: “Amor te ves extraña”.
Akkuz: ¿Extraña como?
Esposo: No se, tienes los ojos diferentes.
Akkuz: ¿Diferentes como?
Esposo: Uno más grande que el otro y uno te llora.
Akkuz: Amado, te cuento que NO me sabe a nada este café, ni la arepa, ni la crema dental.
En ese momento se encendieron todas las alarmas de nuestras cabezas, y decidimos llamar a una amiga que es medico y milagrosamente contesto rápidamente el celular, le comente lo que sentía y lo que mi esposo veía, ella me hizo varias preguntas y me responde:
“Por lo que usted me dice puede ser una reacción alérgica o una parálisis facial, tómese fotos haciendo distintos gestos y me las envía.” Mientas tómese un anti alérgico si no le pasa la sensación en 20 minutos, es una parálisis.
Ante esas palabras, mi familia se preocupa y llaman a una amiga que es enfermera para que me consiga cita con un médico, en 30 minutos me atiende un especialista, asisto a su consultorio y tras la revisión física, procede a realizarme las preguntas para la historia clínica, el doctor me interroga:
· Doctor: ¿Tienes hijos? ¿Tiene problemas económicos, familiares? ¿Padece alguna enfermedad? ¿Se siente deprimida? ¿Ha perdido a un familiar recientemente? ¿Consume alguna medicación especial?
Akkuz: Respondí NO a todo. (Me sentía normal, tranquila, con una vida regular, sin sobresaltos, sin deudas, sin problemas transcendentales).
Doctor: “Joven usted está teniendo una parálisis facial, para esto no hay tratamiento, pero con terapia muchos logran mejorar al 100%.”
Akkuz: ¿Y por qué da esto?
Doctor: “No le puedo dar explicación porque le ocurrió, es joven, saludable, no tiene sobrepeso y según sus respuestas y salud física usted no califica para una condición así.
Sentí que el mundo se detuvo por un momento, pero justo allí decidí cómo enfrentarlo, si les soy honesta nunca pensé ¿Por que a mi? Siempre estuve con una actitud positiva, era como que no creía que eso fuese real, pero a la vez pensaba en hacer todo lo necesario para recuperarme. Recibí un apoyo invaluable por parte de mi esposo y mi madre, ellos se volcaron por entero a mi recuperación, fueron fundamentales para que mi ánimo no declinara, su amor y atención las valoro y agradezco profundamente.
No existe una pastilla, inyección o alimento que trate o cure la parálisis facial, solo las terapias ayudan a estimular lo suficiente al músculo hasta que responde y vuelve a la normalidad. No es un proceso rápido, al menos no lo fue para mí, recuerdo que casi a los 3 meses de terapia fue que sentí que mis músculos faciales empezaron a responder, las terapias las realizaba 5 veces a la semana 1 hora por día, consistía en distintas estimulaciones, frio-calor, vibración, electricidad, masajes. Sin duda lo mejor de la terapia era el terapeuta ¡que ocurrente y gracioso era! Dios colocó a ese hombre en mi camino para contribuir en mi recuperación, llenarme de risas y ser ese profesional que trabaja con el corazón, que no está tranquilo hasta verte recuperado y que oculta información para no hacerte sentir mal. Tras 6 meses de terapias me di de alta. Si, yo solita me autorice de parar, no soportaba más la estimulación eléctrica y aunque me encantaban los masajes sentía que era el momento de dejarlo.
Pero volviendo a la honestidad, en modo de confidencialidad, transcurrieron dos años desde aquel día de abril para sincerarme conmigo misma y reconocer que de todas esas preguntas que me hizo aquel día el doctor, había una en que la respuesta era Sí, un Sí que no aceptaba, no reconocía y por ende ocultaba. Reprimía el hecho que estaba deprimida, lo que causaba esa depresión hoy lo veo insignificante, pero en su momento fue una tormenta mental.
La depresión vino posterior a la graduación universitaria, al no poder acceder a la oportunidad laboral que esperaba y no poder alcanzar la visualización profesional que aspiraba, generó una gran insatisfacción que transforme en frustración, tristeza hasta caer en depresión. Cuando las cosas no salen como esperas y no tienes la madurez para afrontarlo, reconocerlo y exteriorizarlo, caes en situaciones mentales que te meten en un círculo que explota por algún lado y no debemos esperar que el cuerpo nos pase factura, siempre estamos a tiempo de pedir ayuda.
Por otro lado, debo agradecer porque mi vida tuvo un antes y un después de la parálisis facial: La percepción que tenía de la vida, mi forma de actuar ante la cotidianidad, mi empatía, la forma de ser esposa, hija, amiga. La capacidad de vencer las adversidades, el valor hacia quien permanece en medio de las tormentas y Mi Fè.
Todo cambio y para bien. Se preguntarán si mejore al 100%, la respuesta es No, la simetría de mis ojos no es la misma y tengo una sonrisa que denomine de cariño “churiflaseada”, si te tomas una foto conmigo te pediré que me dejes del lado que más me favorece (así que no lo discutas) pero, para lo agresivo que fue, diría que mejore 88.76%.
Les aseguro una cosa y es que sonrió con más intensidad y admiro la vida con más belleza.
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