Entre Estados. Parte II

PARTE II

*Atención esta historia es hilo, se recomienda leer la anterior para comprender mejor esta.

Entre estados viví gran parte de mi vida, recorría las 4 horas que separan a San Cristóbal estado Táchira, de El Vigía - estado Mérida, cada viaje tenía una emoción implícita, abrazar a mis abuelos, reír con mis tías y jugar con mis primos valía cada minuto de viaje. Al regresar volvía cargada de anécdotas donde mis fieles oyentes eran mis amigos, los cuales conocían el nombre, la personalidad y características de cada familiar como si los hubiese presentado alguna vez.

En una ocasión al llegar de visita a el Vigía, mi tía me invita a la iglesia donde ella y su esposo cantaban, era un viernes por la noche, llovía y en vez de calmar el calor lo alborotaba. Al llegar agradecí a Dios que la iglesia tenía aire acondicionado, comencé a observar todo aquel lugar y fije mis ojos en el altar (tarima) había un pianista, un baterista, un guitarrista, un cantante principal y dos chicas haciendo los coros, luego de la parte musical, proceden a realizar la enseñanza.

            En medio de la predicación surgen el deseo de ir al baño, pero pensaba que era imprudente, ya que levantarme significaba distraer a toda la fila para salir, continúe escuchando, pero mi vejiga presionaba, entonces me atreví a interrumpir y salir en medio de todos. Me dirigí al baño y en el camino observo un chico de espaldas vestido todo de negro con unos pantalones súper apretados, fue inevitable detallar las voluminosas y redondas posaderas que se gastaba, en el instante que mis ojos se encontraban 100% focalizados en su evidente cualidad, él se voltea e identifico que era el baterista que minutos atrás vi en la tarima, al verme cordialmente me sonríe. 

Regresé al asiento a seguir escuchando la predicación, pero empecé a buscar con la mirada aquel baterista que me había parecido simpático, sus mejillas eran rosadas, sus ojos llamativos y sus cualidades físicas no me desagradaban. De repente mi olfato detecta un agradable perfume, giré un poco mi cabeza y allí estaba, paralelo a mi en la fila de atrás. En ese momento hice que prestaba muchísima atención al predicador, pero en realidad no recuerdo ni una sola palabra de lo que hablaron ese día. Al terminar el sermón los asistentes se quedaron unos minutos conversando y yo esperaba que el baterista se acercara, cosa que no sucedió.

El domingo por la mañana volvimos, no se ¿por qué? pero ese día decidí aplicarme más perfume de lo normal. Llegué a la iglesia cuando ya había iniciado la música, cante, escuché el sermón. Al terminar la reunión, mis tíos tuvieron una pequeña tertulia con el predicador, mientras yo les esperaba, fue entonces cuando el baterista se acercó, venía con sus pantalones ajustados y al estar cerca capte que me hacía competencia directa, no se cual de los dos se había aplicado más perfume. Surgió la conversación más casual del mundo, nos presentamos, intercambiamos algunas palabras y no volví a verle más.

Pasaron unos meses y de nuevo viaje a El Vigía, esa vez no llegue a casa de mi abuela como era habitual, sino que fui directo a ver a mis pequeños, traviesos y mellizos primos. La sorpresa fué que tenia como 1 hora en casa de mi tía, cuando el baterista apareció de la nada. El andaba con la mamá entregando unos productos, al verme me saludo muy entusiasta y me pidió el numero de celular. A partir de ese día pasamos 1 año entero intercambiando mensajes de textos altamente codificados ya que cada mensaje costaba y solo se permitían 160 caracteres. Cada vez que estaba en el bus que enlazaba los Estados Táchira y Mérida, le anunciaba al baterista que estaría en algunas horas en El Vigía, nos encontrábamos para charlar, me invitaba helados y me recibía con chocolates.

El baterista era un joven amistoso, tímido, divertido, tierno, de pocas palabras y resultó ser baterista porque era lo que la iglesia en ese momento necesitaba, pero en realidad su instrumento favorito era el bajo y estaba empezando a estudiar la trompeta.

           Entre tantos encuentros, un día me invita a un concierto en la ciudad de Mérida, fuimos un grupo grande y al salir del concierto dando vueltas por el centro de la ciudad de pronto nos quedamos completamente solos, todos se esfumaron justo a la altura de la Plaza Bolívar de Mérida y fué entonces cuando el baterista aprovechó para realizar su declaración de amor, la cual rechace rotundamente, en mi mente dije: “Si me hago su novia, tendremos una relación muy larga, ya que es un chico serio”. Antes que llegara nuevamente el grupo con el que andábamos, el baterista tomo mi mano y en señal de abrazo aprovecho para apretarme sobre su pecho y justo al frente de la estatua del Libertador me beso, lo recuerdo muy bien.

Después de la negativa ante su petición, el baterista dejó de escribirme y cuando yo lo hacía él respondía tan cordial que solo quedaba en un saludo.

Transcurrieron varios meses, un día mi abuela me invita a un congreso que se efectuaría a 8 horas de El Vigía, me preguntó si quería ir para ella matricularme y le dije que si. Al llegar al punto de encuentro para el viaje, me sorprendí cuando una vez más coincidimos el baterista y yo. Al vernos había una picardía especial, ya que desde aquel beso no habíamos vuelto a compartir, durante el viaje nos las ingeniamos para ir conversando entre chistes, sonrisas, en ocasiones nos tomábamos de la mano.

Después de la inauguración del congreso, nos alejamos un poco para conversar y de las palabras pasamos a un beso tan largo que ¡aun lo recuerdo!. El congreso duró 4 días y en cada uno de esos días nos escapamos cada vez que podíamos a practicar el arte de besar. Al retornar a El Vigía pasaron unos días entre salidas, compartir, nos invitaron a un cumpleaños y estando en la fiesta le pregunté:

Akkuz: ¿Aun quieres ser mi novio?

Baterista: ¡No! …….. luego sonrió y me dijo: ¿y tú, quieres ser mi novia?

Akkuz: ¡SI!!

Y como lo presentí desde el primer momento, así fue, emprendimos un noviazgo lleno de aventuras y que permaneció en el tiempo. Duramos casi 8 años de novios, en una relación a distancia, yo en el Táchira y él en El Vigía.

      

Se que para muchos el amor de lejos……………. complete la frase. Pero EL AMAR es una elección, desde que decides aceptar o no, la propuesta, los tratos, las formas, las condiciones, la fidelidad, el compromiso, TODO lo eliges. Nosotros elegimos estar pese a la distancia que nos separaba y funcionó para nosotros.

Una vez más la ruta entre estados era mi predilecta, ya no solo la recorría para estrechar lazos familiares y en el camino catar la mejor empanada, disfrutar de una buena merengada y escuchar ¡LEVANTE LA MANO QUIEN SE QUEDÓ!, a todo eso se le agregaba el plus que viajaba para rencontrarme con el amor.

    Los años me enseñaron que lejos de separarme de lo que amaba, gracias a esa carretera estamos unidos.

GRACIAS POR LLEGAR HASTA AQUÍ...